sábado, noviembre 13, 2010

De asuntos locales a problemas globales

Publicado originalmente en El Popular de Puebla
Actualmente a todos nos suenan familiares términos como Facebook, Twitter, Hi5 y otros tantos. Podríamos decir que son parte del lenguaje corriente en nuestros tiempos. Un alto porcentaje de la población nacional sabe perfectamente lo que son y del resto, la mayoría tiene alguna idea de lo que son (desgraciadamente casi siempre de forma incorrecta). El nombre genérico para estos términos es el de Red Social (RS).
Una RS es, en pocas palabras, el espacio más usado dentro de Internet para reencontrarse con amigos, “conocer” a más personas (pues en realidad es muy poco probable que haya algún encuentro físico derivado de tener un amigo virtual) y, en muchos casos, tener una vida completamente distinta a la que se vive en el mundo real.
La RS con más seguidores en el mundo es Facebook, que rebasa los 500 millones. En esta red podemos encontrar (claro, dentro de computadoras y teléfonos celulares) granjas, cafeterías, ciudades con mafiosos, casinos y muchas otras formas de entretenimiento creados especialmente para esta plataforma digital.
Desafortunadamente esta RS (al igual que otras), no sólo sirve para entretenimiento de millones de personas en el mundo. Actualmente podemos ver a grupos extremistas, que bajo banderas que muy pocos entienden por completo, cometen y provocan actos terroristas por todo el mundo, utilizar estos sitios para lanzar consignas de todo tipo y (en algunos casos) tratar de reclutar personas para sus respectivas causas.
El caso más sonado en los últimos días es el de un pastor cristiano de una iglesia en Estados Unidos (específicamente en Florida), que amenazó con hacer una quema colectiva del Corán (El libro sagrado del Islam), el sábado 11 de septiembre, que es el día en que se conmemora el ataque de dos aviones comerciales contra las extintas Torres gemelas del Centro Mundial de Comercio en la ciudad de Nueva York en 2001, realizado en teoría por el grupo Al Qaeda.
Terry Jones, pastor cristiano de 58 años, no sólo amenaza con quemar con un grupo de 50 personas, un número igual de impresiones de lo que podría ser el texto más respetado en la cultura islámica, también propone la existencia de “El día internacional de la quema del Corán”.
Como parte de este “mensaje radical a los musulmanes…”, Jones creó un grupo en Facebook donde invita a la gente a las personas a hacer lo mismo. Dicho grupo tiene actualmente más de 11mil seguidores.
De llevarse a cabo el acto, las consecuencias podrían ser desastrosas. Ataques tanto a musulmanes como a norteamericanos por parte de grupos extremistas en muchas partes del globo, serían el escenario más probable.
Así pues, podemos ver que las RS no son sólo un medio de esparcimiento en la red de redes. Debemos hacer conciencia sobre el impacto que en algún momento pueden tener en actos como el mencionado.
La red es una malla que puede ser atravesada fácilmente por la información que corre constantemente a través de ella. Debemos entender cómo funciona antes de ir por cualquiera de sus líneas y entender en cuáles podemos entrar con menor riesgo.

miércoles, agosto 18, 2010

Tecnología: ¿Herramienta del futuro?


Publicado originalmente en El Popular de Puebla


Hace días una persona que trabaja de forma muy cercana conmigo, me pidió el diseño de un anuncio publicitario que debía ser entregado de manera urgente para su publicación.
Esta persona, que ya pasa los sesenta años, acostumbrada a un proceso  completamente artesanal en el mundo del diseño y la ilustración, y en consecuencia, lento, quedó sorprendida con el poco tiempo utilizado para finalizar su pedido, todo gracias a un equipo de cómputo.
Las palabras específicas de mi sexagenario amigo, al entender que la tecnología tuvo mucho que ver en la elaboración  del diseño, fueron: “¡Dios nos va a condenar!”
Actualmente, hay, al igual que este individuo, muchas personas que no entienden cómo es que la tecnología en el tiempo actual tenga un papel tan importante en nuestra vida cotidiana.
Cuando alguien les menciona palabras como USB (Bus de Serie Universal) o Gadget (artilugio tecnológico) ponen cara de “¿Y este de qué diablos habla?”, descalifican a su interlocutor e intentan hacerle creer que no sabe nada y que hay cosas mucho más importantes en la vida, sólo para ocultar su ignorancia sobre estos términos y su utilidad en el nuevo milenio.
Desgraciadamente para estas personas, las nuevas tecnologías llegaron para quedarse.
En todo hogar hay un celular, memoria USB, consola de videojuegos, computadora portátil o de escritorio, ya sea en solitario o en paquete completo.
Todos tenemos contacto en algún momento del día con estas nuevas tecnologías, lo queramos o no.
Los hijos, que ya no saben jugar al trompo, piden todo el tiempo a sus padres, el nuevo “Playstation”, el “Xbox”, o el “Wii” y pasan horas delante de una pantalla plana jugando con artefactos que sus viejos no comprenden.
Los empleados jóvenes piden a sus jefes, equipo de cómputo cada vez más caro y más pequeño, sin que ellos entiendan esa “obsesión por la tecnología de punta".
Basta de seguir ejemplificando. La realidad es abrumadora. Debemos entender las nuevas tecnologías y enseñarle a los que no quieren acercarse a ellas.
Pareciera que las generaciones anteriores a la nuestra tienen un miedo incontrolable por cualquier cosa con más de 4 botones y luces de colores. Nuestra misión deberá ser enseñarles a quitarse los tabúes que ellos mismos se imponen.
Estamos ante los retos del mundo digital. Nuestra meta es lograr una sociedad completamente acoplada a la globalización, que lleva más tiempo del que todos queremos reconocer.

domingo, febrero 14, 2010

Del odio al amor sólo hay un paso

¿Odio y amor? Eso es lo que parece. Las relaciones laborales entre los integrantes de la prensa y las oficinas de comunicación institucional son muy parecidas a las de una pareja enamorada. Son como novios.
Supondremos entonces que los reporteros son los novios y las oficinas de comunicación institucional (OCI) las novias. Todo el tiempo pelean, se gritan, dejan de hablarse y después vuelven a buscarse, pues hay una codependencia implícita de ambas partes.
El reportero, como el novio, quiere algo de la novia o la OCI. Ese “algo” siempre es algún beneficio, en ocasiones informativo, en ocasiones económico. La OCI en cambio, todavía cree en el amor, pero no deja de hacer su labor por esto.
El boletín de prensa es como la carta de amor que da la novia para que el novio perdidamente enamorado de ella. Esta carta normalmente va acompañada por algún desayuno, comida o coctel y algún regalito que el novio aceptará alegremente.
Este regalito “inocente” busca muchas veces comprometer al reportero para que le responda a la OCI con otro tipo de carta, que será de dominio público y que debería ir en sincronía con el texto e información dada en alguna de las reuniones mencionadas antes, normalmente conocidas como conferencias de prensa.
Después viene la segunda cita, donde puede ser que el amor de la primera cita sea más grande todavía, gracias a los “regalos” dados antes, durante o después de la conferencia para que el reportero publique una respuesta favorable a la carta (boletín) de la OCI en su medio, ya sea en forma de nota, artículo, columna o comentario en algún medio electrónico o impreso.
También puede darse el caso contrario, en el que la OCI quede desilusionada del reportero, que efectivamente publicó algo, pero golpeando al padre de la novia (la dependencia gubernamental).
No conforme con esto, el reportero busca más información negativa del padre de la ofendida, pues los regalos dados en la cita no fueron de su completo agrado y quiere algo más.
Pero la novia no es santa y pura. Ha tenido otros novios y sabe cómo tratar con ellos. Al ver que el novio en turno le hace la vida difícil, ella deja de invitarlo a los compromisos sociales organizados por su padre, y él, escandalizado busca hablar directamente con éste último o con alguno de sus criados (subordinados de la dependencia) para conseguir lo que necesita y escribir más cartas comprometedoras y publicarlas en su medio.
Así pues, el reportero puede ser visto por la OCI y la dependencia que representa como el demonio o como un ángel caído del cielo que defiende sus intereses (obviamente con un precio).
La realidad es que las OCI y los representantes de los medios tienen una relación de amor-odio desde la creación de estas. Las OCI tratan de atender al reportero de la mejor forma (al menos en teoría) pero el reportero siempre quiere más.
Está en busca de una entrevista o una nota exclusiva sin ponerse a pensar que las personas a cargo de las OCI de las distintas dependencias tienen que atender a más reporteros, darles a todos la misma información y tenerlos contentos.
Así pues, los reporteros siempre buscarán la forma de evadir a las OCI para ir directamente con la fuente de la información y en su afán por la búsqueda de la “verdad” dejan en mal a la gente de comunicación institucional.
Sin embargo, las OCI dependen de  los reporteros para poder dar a conocer los datos oficiales de sus dependencias y es así que podemos ver la codependencia mencionada antes en este mismo texto.
Así pues, podemos decir que del odio al amor (y viceversa) sólo hay un paso.